Y él dijo: Bendito sea el SEÑOR, Dios de mi señor Abraham, que no ha dejado destituido a mi señor de su misericordia (m) y de su verdad; estando yo en el camino, el SEÑOR me llevó a la casa de mi hermanos del amo.

(m) No se jacta de su buena fortuna (como lo hacen los impíos), pero reconoce que Dios ha tratado misericordiosamente este asunto al mantener su promesa.

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