Oh SEÑOR, ¿por qué nos hiciste errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón de tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, las tribus de tu heredad.

(t) Quitándonos el Espíritu Santo, por quien fuimos gobernados, y así por nuestra ingratitud nos entregó a nuestra propia concupiscencia, y castigó el pecado con el pecado según tu justo juicio.

(u) Es decir, por causa del pacto hecho con Abraham, Isaac y Jacob sus siervos.

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