Entonces el rey Sedequías ordenó que metieran a Jeremías en el patio de la cárcel, y que le dieran cada día un pedazo de pan de la calle del panadero, hasta que se consumiera todo el (i) pan de la ciudad. Jeremías permaneció así en el patio de la prisión.

(i) Es decir, mientras haya algo de pan en la ciudad: así Dios provee para los suyos, que hará que sus enemigos los conserven para el fin para el que los ha designado.

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