Y el rey de Jericó envió a decir a Rahab: b) Saca a los hombres que han venido a ti, que han entrado en tu casa, porque han venido a reconocer todo el país.

(b) Aunque los impíos ven la mano de Dios sobre ellos, no se arrepienten, sino que buscan cómo pueden resistir su obra con su poder y política.

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