Porque los labios del sacerdote deben guardar conocimiento, y buscar la ley de su boca, porque él es el mensajero del SEÑOR de los ejércitos.

(l) Él es como el tesoro de la palabra de Dios, y debe dar a cada uno según su necesidad, y no reservarlo para sí mismo.

(m) Mostrar que quien no declara la voluntad de Dios, no es su mensajero y sacerdote.

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