Porque los labios del sacerdote deben guardar conocimiento, preservando el correcto entendimiento de Jehová entre el pueblo como un tesoro precioso, y ellos, el pueblo, deben buscar la Ley de su boca, para ser instruidos en ella; porque él es el mensajero del Señor de los ejércitos. Eso es lo que el Señor encontró digno de alabanza en los miembros de la tribu de Leví en los primeros días; así es como debería.

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