La Ley de la Verdad estaba en su boca, de modo que todo lo que hacía y enseñaba estaba de acuerdo con la verdad divina, y no se halló iniquidad en sus labios, de ninguna manera era culpable de perversidad en su ministerio; caminó conmigo en paz y equidad, en una comunión de paz, integridad y justicia, y apartó a muchos de la iniquidad, siendo esta la alabanza que el Señor concedió a los miembros de la tribu de Leví.

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