Dios mío, piensa en Tobías y Sanbalat según estas sus obras, y en la profetisa Noadías, y en los demás profetas, que me habrían atemorizado.

(g) El dolor lo llevó a orar contra aquellos que, bajo el pretexto de ser ministros de Dios, eran adversarios de su gloria, y se dispusieron a derrocar su Iglesia, declarando también con esto que donde hay un verdadero ministro de Dios, el diablo tiene muchos mercenarios.

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