No sea que me sacie y te niegue, y diga: (f) ¿Quién es el SEÑOR? o no sea que sea pobre, y hurte, y tome el nombre de mi Dios [en vano].

(f) Es decir, que aquellos que ponen su confianza en sus riquezas se olvidan de Dios y que por demasiada riqueza los hombres tienen la oportunidad de hacer lo mismo.

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