para que no me sacie, me harté de una sobreabundancia y te niegue, en la noción de que él ya no necesitaba el cuidado de Jehová, y diga: ¿Quién es el Señor? siendo tal el peligro por un lado, o no sea que sea pobre, en el abismo de la miseria severa, y robe, y tome el nombre de mi Dios en vano, encontrándose tal burla y blasfemia en boca de los que se creen enfermos -tratados en este mundo o no reconocidos adecuadamente por el Señor.

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