Aleja de mí la vanidad y la mentira, el engaño y la mentira, toda forma de transgresión del octavo mandamiento; no me den pobreza ni riqueza, ambos extremos son peligrosos para el ser humano promedio; aliméntame con comida conveniente para mí, literalmente, "de mi lote o porción", tanto como Dios considere mejor asignarle, tanto como necesite,

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