Como a él le encantaba maldecir, (i) así le suceda; como no se deleitaba en bendecir, así sea lejos de él.

(i) Así, el Señor le da a cada hombre aquello en lo que se deleita, de modo que el réprobo no pueda acusar a Dios de maldad, cuando se entregan a sus concupiscencias y mentes réprobas.

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