Cuyos poseedores los matan, y se consideran inocentes (f); y los que los venden dicen: (g) Bendito sea el SEÑOR; porque soy rico, y sus propios pastores no los compadecen.

(f) Sus gobernadores los destruyen sin remordimiento de conciencia, o aun pensando que hacen el mal.

(g) Señala a los hipócritas, que siempre tienen el nombre de Dios en la boca, aunque en su vida y sus obras niegan a Dios, atribuyendo su ganancia a las bendiciones de Dios, que provienen de la riqueza de sus hermanos.

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