Y los gobernadores de Judá dirán en su corazón: Los habitantes de Jerusalén serán mi fortaleza en el SEÑOR de los ejércitos su Dios.

(c) Todo capitán, que antes tenía muchos bajo su mando, ahora pensará que el pequeño poder de Jerusalén será suficiente para defenderlos contra todos los enemigos, porque el Señor está entre ellos.

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