Por eso he vuelto a pensar en estos días (i) en hacer el bien a Jerusalén ya la casa de Judá: no temáis.

(i) Que declara que el hombre no puede volverse a Dios hasta que cambie el corazón del hombre por su Espíritu, y así comience a hacerles el bien, que es perdonar sus pecados y darle sus gracias.

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