«sostenido».

Hijo de Jotam, que reinó dieciséis años, desde el año 734 a.C. (2 Reyes 16:1). Se distinguió por su idolatría y desprecio del verdadero Dios, y contra él se dirigen muchas profecías de Isaías (véanse 2 Reyes 7, 2 Reyes 8, 2 Reyes 9). Quemó a sus propios hijos consagrándolos a los ídolos. Levantó un altar en el templo de Jerusalén según el modelo sirio, y aun lo cerró enteramente, por lo cual perdió el favor de Jehová y sufrió varias derrotas en la guerra con Peka y Rezín.

Peka, rey de Israel, le tomó varios cautivos que fueron liberados por intervención del profeta Obed (2 Crónicas 28:5-15), y sufrió otros reveses a manos de los edomitas y los filisteos (2 Crónicas 28:16-20). Desoyendo los consejos de Isaías, solicitó auxilio de Tiglat-pileser, rey de Asiria, lo que éste lo aprovechó para hacerle tributario suyo.

Su nombre aparece en una inscripción de Tiglat-pileser como uno de sus vasallos, y ello es una prueba de la historicidad del relato bíblico, en contra de los racionalistas de hace un par de siglos, que lo negaban.

Fue tan aborrecido por sus propios súbditos que le negaron sepultura entre los reyes de Israel.


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