Los anillos tenían varias funciones y usos, como joyas y sellos (véase). Como joyas, eran señal de elevada posición. Existían los anillos para las narices, que llevaban las mujeres (Gn. 24:47). El anillo-sello que se llevaba en el dedo, o a veces colgado en un cordel sobre el pecho, se consideraba como objeto de gran valor (Gn. 38:18; Cnt. 8:6). Otros anillos denotaban alto rango social y alta dignidad y, por tanto, se los consideraba como un objeto de lujo. En algunos casos, al figurar en el botín, se los reservaba para Dios (Gn. 41:42; Nm. 31:50; Is. 3:21; Est. 3:10, 12).


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