En el Antiguo Testamento nos encontramos con dos casos de personas arrebatadas a Dios: Enoc (Gn. 5:24; He. 11:5) y Elías (2 R. 2:11), sin ver la muerte.

En el Nuevo Testamento tenemos la promesa del arrebatamiento de los de Cristo en Su venida. Primero habrá la resurrección de los muertos «en Cristo», y luego todos los creyentes vivos entonces, juntamente con los santos acabados de resucitar, serán arrebatados para recibir al Señor en el aire (1 Ts. 4:16-17). Este hecho preliminar de la venida del Señor es del mayor de los intereses para la Iglesia, que recibe la instrucción de esperar a su Señor (Tit. 2:11-14). (Véase VENIDA [SEGUNDA]).


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