Hay dos aplicaciones distintas de la palabra «bendición / bendecir». Dios bendice a Su pueblo, y el pueblo bendice a su Dios, usándose constantemente la misma palabra para ambos actos. Por ello es evidente que debe usarse en más de dos sentidos. Por una parte leemos que «el menor es bendecido por el mayor» (He. 7:7), y aunque este pasaje se refiere a Melquisedec bendiciendo a Abraham, lo mismo es cierto con respecto a Dios y Sus criaturas: al conceder favores, es solamente Dios que puede bendecir. El cristiano puede decir: Dios «nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo» (Ef. 1:3), pero en este mismo versículo acabado de citar se halla «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo», lo cual significa «gracias sean dadas al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo». Esto queda adicionalmente clarificado por los registros de la institución de la cena del Señor. En Mateo y Marcos, el Señor tomó el pan y «lo bendijo». En Lucas y 1ª Corintios (1 Co. 11:24) tomó el pan, «y dio gracias». «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces» (Stg. 1:17). Esto es la bendición de Dios sobre nosotros, y por la cual nosotros a nuestra vez bendecimos a Dios dando gracias, alabanza y adoración.


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