Son varios los términos hebreos de los que se traduce, para los distintos usos que tenía la copa.

Se usa con frecuencia del contenido de la copa, causando tanto gozo como dolor, como «tomaré la copa de salvación, e invocaré el nombre de Jehová» (Sal. 116:13). «Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado... hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra» (Sal. 75:8; cp. Ap. 14:10; 16:19, etc.).

Se usa especialmente de la copa que el Señor Jesús bebió al llevar el pecado sobre Sí (Mt. 26:27, 39, 42; Jn. 18:11).

En la Cena del Señor se habla de la «copa» para denotar el vino que es el emblema de la sangre de Cristo (1 Co. 10:16, 21; 11:25-28).


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