Personas que pretendían echar los malos espíritus y alejar su perniciosa influencia, con ayuda de ciertas fórmulas verbales o conjuros mágicos. Pablo encontró en Éfeso a unos judíos ambulantes que pretendían exorcizar a los poseídos, pero no eran más que impostores (Hch. 19:13-19).

Bien diferente es el caso del Señor Jesús y de sus discípulos, que echaban malos espíritus por la autoridad divina, y sin recurrir en absoluto a los procedimientos del exorcismo. (Véase DEMONIO).


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