Uno de los términos más usados en la Biblia.

En el NT (gr. «charis») aparece más de 170 veces. Tiene diversos sentidos. En plural expresa gratitud.

(A) Atracción, encanto:

«La gracia se derramó en tus labios» (Sal. 45:2);

«graciosa gacela» (Pr. 5:19);

«engañosa es la gracia, vana es la hermosura» (Pr. 31:30).

«Crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia» (Lc. 2:52).

(B) Bienquerencia, favor: cp. la expresión heb. tan frecuente, «hallar gracia a los ojos de alguien» (Gn. 18:3; 33:10; 47:29; Hch. 2:47; 7:10).

Las iglesias de Macedonia pidieron insistentemente el privilegio (la gracia) de poder participar en la colecta (2 Co. 8:4).

«Sea vuestra palabra siempre con gracia» (Col. 4:6).

(C) Beneficio, bendición:

«... toda la verdad (gracia) que has usado para con tu siervo» (Gn. 32:10).

«De su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia» (Jn. 1:16).

«Las misericordias (gracias) fieles a David» (Hch. 13:34).

«A mí... me fue dada esta gracia» (Ef. 3:8).

«Toda buena dádiva (gracia) y todo don perfecto desciende de lo alto» (Stg. 1:17).

(D) Agradecimiento, expresión de gratitud:

de donde vienen las expresiones

«acción de gracias» (Lv. 3:1; Sal. 26:7; 2 Co. 4:15; Col. 2:7; 1 Ti. 2:1, etc.)

y «dar gracias» (Lc. 18:11; Jn. 11:41; Ro. 1:8; 2 Co. 1:11, etc.).

El término «eucaristía» que se aplica a la cena hace precisamente alusión a las acciones de gracias por las que comenzó Jesús (Lc. 22:17, 19; 1 Co. 11:24).

El hábito de «dar gracias al comenzar una comida» se basa en las instrucciones y en los ejemplos precisos de las Escrituras (Mr. 8:6; Lc. 24:30; Hch. 27:35; Ro. 14:6; 1 Co. 10:30-31; 1 Ti. 4:4).

(E) La expresión «María llena de gracia» proviene de un error de traducción de la Vulgata en Lc. 1:28. En este pasaje aparece el participio pasado pasivo de «charitoõ», que significa recibir con gracia, revestir de gracia. Reina-Valera traduce «muy favorecida». Las versiones católico-romanas, naturalmente; siguen la lectura de la Vulgata. Cp. en cambio el mismo verbo en Ef. 1:6: «su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado». Además, el ángel le sigue diciendo a María: «Has hallado gracia delante de Dios» (Lc. 1:30), y ella misma, en el cántico llamado Magn¡ficat, dice: «Mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador» (Lc. 1:47). Así, ella tenía necesidad de gracia y de salvación, y lo reconocía con gozo y humildad (lo cual Jesús nunca habría hecho, cp. Jn. 8:46). Ella es «bendita entre las mujeres», pero es contrario a las Escrituras pretender que sea inmaculada, sin pecado y fuente de todas las gracias.


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