«que él (Dios) añada». (Heb.: «Yãsaph».).

Miembro del sanedrín, hombre rico y distinguido, esperaba el reino de Dios (Mr. 15:43). No había consentido en la sentencia de muerte pronunciada contra Jesús, por cuanto era discípulo secreto de Él, al igual que Nicodemo, el único otro miembro del concilio que tenía fe en Él. Valerosamente, José reclamó el cuerpo de Jesús a Pilato, y lo sepultó en su propio sepulcro nuevo, cumpliendo así la profecía de Is. 53:19 (Mt. 27:57-60; Lc. 23:50-53; Jn. 19:38).


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