País situado al norte de Grecia.

Tenemos pocos datos acerca de esta región en fecha anterior al año 560 a. C. y los dos siglos anteriores no presentan nada de interés. Sin embargo este país se hizo sumamente importante bajo Filipo de Macedonia (359-336 a.C.) y sobre todo bajo el reinado de su hijo Alejandro Magno (336-323 a.C.) (Véanse FILIPO y ALEJANDRO ). Los generales de Alejandro se repartieron su imperio y Macedonia cayó en decadencia. En el año 168 a.C. se apoderaron de ella los romanos; en el año 142 vino a ser «provincia romana». El nombre de Macedonia no figura en el AT, pero se hace alusión al imperio griego, fundado por su rey, en Dn. 2:39; 7:6; 8:5, 8. 

Durante su segundo viaje misionero, Pablo vio en sueños a un macedonio que le suplicaba que anunciara el Evangelio en su país. El apóstol se dirigió allí; predicando el evangelio por primera vez en Europa, pasó por Neápolis, Filipos, Amfípolis, Tesalónica, Berea (Hch. 16:9-17:14). Cuando Pablo abandonó estos lugares, Silas y Timoteo prosiguieron su obra (Hch. 17:14, 15; 18:5). Posteriormente, Pablo visitó de nuevo las mismas regiones (Hch. 19:21, 22; 20:1-3, cfr. 2 Co. 2:13; 7:5; 1 Ti. 1:3).

Los macedonios Gayo y Aristarco, entonces compañeros de Pablo, estuvieron en peligro a causa de él durante el motín de Éfeso (Hch. 19:29).

Segundo, también macedonio, fue uno de los que ayudaron al apóstol en Troas, haciendo una última visita a Filipos, de donde embarcó para ir a Jerusalén (Hch. 20:4).

Los conversos macedonios de Pablo le dieron dinero para los cristianos menesterosos de la capital judía (Ro. 15:26). Se mostraron sumamente generosos hacia el mismo Pablo (2 Co. 8:1-5), especialmente los de Filipos (Fil. 4:15).


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