(heb. «duda'i», «manzana de amor»).

Se suponía que esta olorosa planta actuaba como filtro de amor, y que tenía virtudes fertilizantes (Gn. 30:14-16; cfr. Cnt. 7:14). La mandrágora («Mandragora oficinarum») es una bella solanácea de grandes hojas, con flores de un violeta pálido, blancas, o de azul oscuro. Su fruto es pequeño, de un amarillo dorado. La raíz, en forma de bieldo, se parece vagamente a dos piernas. La mandrágora crece en el valle del Jordán, al lado de los afluentes de este río, en los campos de Moab, de Galaad y en Galilea. Las hojas son más venenosas que las de la belladona.


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