La Ley prohibía el contacto sexual con la mujer durante su menstruación (Lv. 15:19-24 regula la menstruación periódica, en tanto que Lv. 15:25-28 trata el tema de la menorragia irregular o patológica).

En el AT se consideraba una impureza, de la misma manera que todo primogénito de hombre que abriera matriz tenía que ser redimido por sacrificio (Éx. 13:13; 34:20). La razón estriba evidentemente en que el hombre es tenido como pecador e impuro, y que todo lo que tenga que ver con la misma naturaleza humana y con la transmisión de esta vida pecadora es considerado impuro, y precisa del sacrificio para su purificación (véase SACRIFICIO).


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