(a) Los descendientes de Moab hijo de Lot. Estaban muy estrechamente relacionados con los amonitas (Gn. 19:37, 38). Ya muy numerosos para la época del cruce del mar Rojo por parte de los israelitas (Éx. 15:15), los moabitas ocupaban la región que se extendía desde la llanura de Hesbón hasta el wadi Seil el-Kerãhi, en el extremo meridional del mar Muerto, que separaba Moab de Edom. Asociados a los amonitas, absorbieron y destruyeron a los supervivientes de la fuerte raza que había ocupado antes que ellos el país del este del Jordán (Dt. 2:10, 11, 19-21; cfr. Gn. 14:5). Poco antes de la llegada de los israelitas, Sehón, rey de los amorreos, arrebató a Moab las tierras de pastos del norte del Arnón, que siguieron siendo llamadas «campos de Moab», aunque los moabitas quedaran limitados por un tiempo al sur del Arnón (Nm. 21:13-15, 26-30). Estos últimos querían comerciar con los israelitas (Dt. 2:28, 29), pero les rehusaron el derecho de paso por su tierra (Jue. 11:17; cfr. Dt. 23:4). Bajo órdenes de Jehová, Moisés prohibió a los israelitas que atacaran a Moab, indudablemente por su grado de parentesco (Dt. 2:9; cfr. v. 19). Inquieto a la vista de los campamentos israelitas, el rey de Moab pidió a Balaam que maldijera a los recién llegados (Nm. 22-24; Jos. 24:9). Jehová ordenó a Israel que excluyera de su asamblea a los moabitas y a los amonitas hasta la décima generación; el pueblo de Dios no debía asociarse con ellos (Dt. 23:3-6; Neh. 13:1). El último campamento antes de cruzar el Jordán fue establecido en Sitim, en las llanuras que habían pertenecido a Moab (Nm. 22:1; Jos. 3:1). Allí mujeres amonitas y moabitas sedujeron a los israelitas a la impureza y a la idolatría (Nm. 25; Os. 9:10).

Al comienzo de la época de los Jueces, Eglón, rey de Moab, invadió Canaán, haciendo de Jericó su capital y oprimiendo a los israelitas de la meseta vecina durante 18 años, siendo después asesinado por Aod (Jue. 3:12-30). Elimelec emigró al país de Moab; Orfa y Rut, sus nueras, fueron moabitas. Rut se casó con Booz y vino así a ser la bisabuela del rey David (Rt. 1:22; 4:3, 5, 10, 13-17; Mt. 1:5-16). Saúl luchó contra los moabitas (1 S. 14:47). David, proscrito, puso a su padre y a su madre bajo la protección del rey de Moab (1 S. 22:3, 4). Después de su accesión al trono, David venció a los moabitas, los sometió bajo tributo y dio muerte a un gran número de ellos (2 S. 8:2, 12; 1 Cr. 18:2, 11). Sometidos a Omri y a su hijo, los moabitas se sublevaron después de la muerte de Acab. Ni Ocozías, enfermo debido a una caída accidental, ni Joram pudieron vencer a los moabitas (2 R. 1:1; 3:4-27; cfr. artículo MESA [Estela]). Josafat era entonces rey de Judá. Los moabitas se aliaron con los amonitas, edomitas y otros pueblos, a fin de invadir el territorio de Judá; sin embargo, los coaligados se mataron entre sí, y Judá se vio librada del peligro que se cernía sobre ella (2 Cr. 20:1-30; cfr. Sal. 60:8; 83:7; 108:10).

En el año de la muerte de Eliseo, hordas de moabitas invadieron el reino de Israel (2 R. 13:20); tributarios de Tiglat-pileser y de Senaquerib, reyes de Asiria, penetraron en Judá bajo el reinado de Joacim (2 R. 24:2). Entonces cayeron en poder de Moab numerosas localidades al norte de Arnón (cfr. Is. 15). Los profetas denunciaron con frecuencia y duramente a Moab, tipo de los enemigos del reino de Dios (Is. 15; 16; 25:10; Jer. 9:26; 25:21; 27:3; 48; Ez. 25:8-11; Am. 2:1, 2; Sof. 2:8-11). Algunos judíos abandonaron Jerusalén al acercarse Nabucodonosor, refugiándose en los campos de Moab, pero volvieron a Judá cuando Gedalías fue nombrado gobernador (Jer. 40:11 ss.). Nabucodonosor sometió a los moabitas (Ant. 10:9, 7). Dejaron de tener un papel importante en tanto que nación, pero su raza no se extinguió (Est. 9:1; Neh. 13:1, 23; Ant. 1:11, 5). Alejandro Janneo los sometió a tributo (Ant. 13:13, 5)

(b) El país ocupado por los moabitas.

Los limites de Moab eran al oeste el mar Muerto. El Seil de Kerãhi era su limite al sur, separándolos del territorio de Edom. En su parte superior este wadi recibe el nombre de el-Hesã. La exactitud de estas fronteras queda confirmada por la mención de las ciudades moabitas. Al este se hallaba la tierra de nadie del desierto (Nm. 21:11) y los amorreos e israelitas reconocieron el Arnón como frontera septentrional de Moab (Nm. 21:13; Dt. 2:36; 3:12; Jos. 12:1; Jue. 11:18). Pero los moabitas habían ocupado anteriormente un vasto territorio al norte de Arnón (Nm. 21:26) que ocuparon con frecuencia y que siempre reivindicaron como suyo (Is. 15; cfr. también MESA [Estela de], líneas 8-30). La mayor parte de Moab está constituida por una accidentada meseta a unos 975 m. por encima del nivel del Mediterráneo; tierra de pastos. La linde occidental cae a plomo hacia el mar Muerto. Valles profundos cortan este acantilado. La fortaleza de Maqueronte donde, según Josefo, Juan el Bautista estuvo encarcelado y fue decapitado (véase sin embargo MAQUERONTE), se hallaba en Moab, al este del mar Muerto y al norte de Arnón. Numerosas fuentes dan una relativa feracidad a esta parte costera del mar Muerto. La expresión «campos de Moab» significa «territorio de Moab» (Gn. 36:35; Nm. 21:20). Frente al Jordán se hallaban unas planicies que también habían pertenecido a Moab (Nm. 22:1; 33:48, 49). Estas llanuras se extendían al este del río, frente a Jericó, y a lo largo de la ribera oriental del mar Muerto.


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