Este verbo se usa en Gá. 5:12 y en Fil. 3:2, y en ambas ocasiones con respecto a los profesos cristianos legalistas que insistían en situar a los cristianos procedentes de la gentilidad sobre el terreno de la ley, sin la cual, según ellos, no era posible la salvación. Pablo se dirige duramente contra aquellos que añadían a la obra consumada de Cristo, que se recibía por la sola fe, sin nada más como condición adicional. Por ello lanza los duros ataques contenidos, por cuanto la pretensión de la necesidad de la circuncisión para salvación desvirtuaba la obra salvadora de Cristo y abría el camino para tendencias mucho peores, como se ha podido comprobar históricamente.

 


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