• (a) El ascendiente inmediato de alguien (Gn. 42:13), o bien el abuelo (Gn. 28:13) o un antecesor aún más alejado (Gn. 17:4). (Véase PADRES.)
  • (b) El que ha sido el pionero en una actividad o que ha encabezado un grupo social (Gn. 4:20). Antecesor, jefe o una de las autoridades de una ciudad (1 Cr. 2:51; 4:14, 18).
  • (c) Aquel que tiene, con respecto a alguien, una actitud paternal y sabia (Gn. 45:8; Jue. 17:10; 18:19). Título que expresa respeto y honra. Así se llamaba a aquellos que tenían la función de enseñar, sobre todo si se trataba de un anciano (1 S. 10:12; 2 R. 2:12); recibían este nombre también los consejeros del rey y los primeros ministros (Gn. 45:8).
  • (d) Excepto como Creador y Sustentador, Dios no es revelado como Padre en el AT (cfr. Mal. 2:10; Hch. 17:28, y véase Ant. 4:8, 24). También el Señor Jesús e profetizado como «el Padre eterno» o «Padre de la era eterna» (Is. 9:6). No fue sino hasta la revelación del NT que Dios fue dado a conocer como Padre, y sólo por el Señor Jesús mientras estuvo en la tierra, que constantemente hablaba a Sus discípulos de Dios como el Padre de ellos en el cielo (Mt. 5:16, 45, 48; 6:1, 8, 14, 15, etc.). Como Hijo lo dio así a conocer a ellos mientras estaba en la tierra. Después de la resurrección el Señor envió este mensaje a Sus discípulos, a los que ahora llama «sus hermanos»: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios» (Jn. 20:17). La voluntad del Padre y la obra de Su Hijo, que era para ellos la fuente de la vida eterna, había llevado a los discípulos, en este respecto, a la misma posición celestial que el mismo Cristo resucitado delante del Padre (cfr. Ef. 1:3 ss.; 2:7 ss.).

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