David ocupaba una residencia real en Jerusalén (2 S. 5:9; 7:1, 2), pero el primer gran palacio en esta ciudad fue el construido por Salomón (1 R. 7:1-12). Su construcción duró trece años, en tanto que la del Templo se llevó a cabo en siete años (1 R. 6:38; 7:1).

«La casa del bosque del Líbano» (1 R. 7:2-5) era una de las partes del conjunto, y recibía este nombre a causa de sus numerosas columnas de cedro. Medía cien codos de longitud (alrededor de 46 m.), cincuenta codos de anchura y treinta codos de altura; sus muros eran de piedra sólida. En el interior de esta casa se levantaban cuatro hileras de columnas de cedro; es posible que cada hilera formara una pared. Había un patio interior delimitado por columnas que tenía algo más de ochenta codos de longitud y alrededor de treinta de anchura. Es posible también que las columnas hubieran estado dispuestas en dos dobles hileras en sentido longitudinal con respecto al cuerpo del edificio, dejando un patio central. Salían unas vigas de las columnas a las paredes, sosteniendo tres pisos de estancias, y que miraban sobre el patio interior. La casa del bosque del Líbano servía a la vez de arsenal y de tesorería (1 R. 10:17, 21; Is. 22:8), y puede ser que también para otros fines. El conjunto del gran palacio tenía un «pórtico de columnas» (1 R. 7:6), que servía de antesala, y que medía cincuenta codos por treinta. Había una escalinata y un pórtico que le precedían. Es posible que se tratara de la entrada principal del palacio. A continuación venía el «pórtico del trono» (1 R. 7:7), la sala en la que el rey aplicaba justicia, abierta en su parte anterior; esta sala estaba probablemente cerrada en los otros tres lados por sólidos muros con puertas, pero no ventanas. Allí se hallaba el gran trono de marfil, recubierto de oro puro (1 R. 10:18-20).

La casa del bosque del Líbano, la sala del trono, el pórtico de columnas, se hallaban posiblemente dispuestas por encima de un patio rectangular. Detrás de la sala de justicia y del trono se hallaban las estancias privadas del rey; es posible que su entrada principal fuera por esta misma sala. El rey pronunciaba, así, los juicios y concedía sus audiencias a la puerta de su palacio. Este patio real, adornado de flores y de fuentes, estaba rodeado de un a modo de claustro.

Según Josefo, la casa de la hija de Faraón (1 R. 7:8) estaba muy cercana a la sala del trono (Ant. 8:5, 2).

Estos diversos edificios constituían el palacio de Salomón, cuyo estilo recordaba el de las mansiones principescas del Asia occidental. Las excavaciones arqueológicas han revelado las ruinas de residencias reales asirias, babilónicas y persas, datando de esta época. El libro de Ester contiene alusiones al palacio del rey de Persia en Susa (Est. 1:5, 6, 9; 2:3, 14; 5:1, 2; 7:7). Estos pasajes nos permiten concebir algo de la elegancia y belleza del palacio de Salomón.


Elija otra letra: