A. El país de los antiguos persas: se extendía al sureste del Elam, y se llamaba Pârsa. En inscripciones asirias se menciona a los Persouas, nombre del que los griegos derivaron Persai, persas. Los árabes dieron el nombre de Fars al territorio de la moderna Persia (Irán), que se corresponde con mucha aproximación a la antigua Persia. La Persia propiamente dicha estaba limitada al norte por la Gran Media (Media Magna), al suroeste por el golfo Pérsico, al este por Carmania (el actual Kirmán) y al noroeste por la Susiana. La antigua Persia medía aproximadamente 400 Km. de longitud, 320 de largo, y una superficie inferior a los 125.000 Km2.

En un sentido más general se usaba el nombre de Persia para designar la altiplanicie del Irán, la región vecina al golfo Pérsico, y los países bañados por el Tigris, el Ciro, el mar Caspio, el Oxus, el laxartes y el Indo (1 Mac. 6:1; 2 Mac. 1:19).

En el momento de su máximo esplendor, el imperio persa se extendía desde la India, al este, hasta las islas del Egeo al oeste; al norte llegaba al Danubio, al mar Negro, al Cáucaso y al mar Caspio; al sur, a los desiertos de Arabia y a Nubia (Est. 1:1; 10:1). Este imperio tenía más de 4.800 Km. de longitud y una anchura variable entre los 800 y 2.400 Km. Su superficie, de 5.000.000 de Km2, era la mitad de la de Europa. Los persas propiamente dichos eran de raza aria, estrechamente relacionados con los medos.

La tabla genealógica de las naciones no menciona a los persas (Gn. 10), cuyo poderío político no se manifestó hasta muchos siglos después de Moisés. Hacia el año 700 a.C., Persia estaba entre los países aliados al Elam. Teispés, caudillo tribal, de la dinastía de los aqueménidas, conquistó Elam, proclamándose rey del territorio de Anzán (en el Elam). Tuvo dos líneas de descendientes: una de ellas reinó sobre Anzán, y la otra se quedó en Persia. Ciro II, biznieto de Teispés, accedió al trono de Anzán hacia el año 558 a.C., y fue el forjador de la unidad de Persia. Hacia el año 550 Ciro conquistó Media; en el año 546, Lidia, en Asia Menor; en el año 539, Babilonia. Permitió que los exiliados judíos retornaran al país de Israel (véase CIRO). Su hijo Cambises le sucedió en el año 529. Celoso de su hermano Smerdis (Bardiya), lo hizo matar en secreto. En el año 525, Cambises conquistó Egipto, y permaneció allí durante tres años. Un mago, llamado Gaumata, consiguió hacerse pasar por Smerdis (por lo que se le da el nombre de pseudo-Smerdis), y reinó durante siete meses del año 522, año de la muerte de Cambises; se ha hecho la suposición de que se suicidó. Darío I, hijo de Histaspes, era por lo que parece, el pariente más cercano de Ciro, cuya línea directa había quedado extinguida. Darío I comenzó a reinar el año 521 a.C. Su accesión al trono provocó una revuelta general de las provincias. El soberano reprimió la insurrección y reorganizó el Imperio, que se extendía desde la India hasta las islas griegas y el Danubio; para la administración del Imperio lo dividió en veinte satrapías. Es bajo Darío I que los judíos reconstruyeron el Templo de Jerusalén. Murió en el año 486 a.C. (véase DARÍO, b). Su hijo y sucesor, Jerjes I, es el Asuero del libro de Ester y, probablemente de Esd. 4:6. Reconquistó Egipto, e intentó invadir Grecia, pero su ejército fue aplastado (véase ASUERO, b). Jerjes I reinó 21 años y fue asesinado en el año 465 a. C. Artajerjes Longimano, su hijo y sucesor, de carácter más elevado pero voluble y débil, no fue hostil a los judíos. Permitió que Esdras llevara a numerosos judíos a Jerusalén y autorizó a Nehemías a la reconstrucción de las murallas (véase ARTAJERJES). Este soberano que murió en el año 424 a.C., reinó 40 años. Lista de sus sucesores y fechas de accesión al trono:

424 Jerjes II

424 Sogdanio

423-404 Darío II Nothus (el ilegítimo)

404-359/8 Artajerjes II Mnemón (dotado

de una extraordinaria memoria)

359/8-338/7 Artajerjes III Ochus

338/7-336/5 Arsés

336/5-331 Darío III Codomano, que fue

vencido por Alejandro Magno 

en el año 331 a.C., siendo el último

soberano del decadente imperio

persa. (Véase DARÍO, c).

Las capitales de los reyes de Persia eran:

Persépolis (2 Mac. 9:2);

Susa (Neh. 1:1; Est. 1:2).

Acmeta (Esd. 6:2; Ant. 10:11, 7), conocida también como Ecbatana, y

Babilonia en cierta medida (Esd. 6:1).

Al autorizar a los judíos a volver a su país en el año 538 a.C., Ciro el Magno no les concedió la independencia. Debían obedecer a los gobernadores designados por el rey de Persia (Neh. 3:7), y formaban parte de la satrapía de «más allá del río» (Esd. 8:36), que comprendía a Siria, Palestina, Fenicia y Chipre (Herodoto 3:91). El sometimiento de los judíos a los persas duró 207 años: desde la entrada de Ciro en Babilonia en el año 539 a.C. hasta el 339, año en el que Alejandro Magno culminó la conquista de Palestina.

B. Religión:

Los reyes de Persia practicaban la religión de Zaratustra (Zoroastro), que no imponían a sus súbditos. Este sistema (mazdeísmo) distingue a Dios de la naturaleza, al espíritu de la materia, y no admite ninguna representación de la divinidad. Enseña la existencia de dos principios opuestos: el bien y el mal; la luz y las tinieblas. Hay dos reinos de espíritus:

(a) Una jerarquía de ángeles y de arcángeles, dirigidos por Ahura-Mazda (en lenguaje moderno Ormuz), dios sapientísimo, totalmente espiritual, asistido por siete espíritus santos, que ejecutan su voluntad y expresan sus atributos. Ahura-Mazda dirige asimismo a mil genios benefactores.

(b) El reino de los malos espíritus, dirigidos por Ahrimán, el enemigo espiritual.

La religión de Zoroastro recomendaba la lucha contra el mal, la práctica del bien, la búsqueda de la pureza de pensamientos, de palabra y de acción. La inmortalidad y el cielo serán la recompensa para las almas de los santos. Ahura-Mazda ha creado lo bueno: el fuego, el aire, la tierra, el agua, tenido todo ello como sagrado (véase MAGOS). El judaísmo tardío refleja una cierta influencia de la dominación persa.

El imperio persa cayó bajo el yugo de los macedonios, y después bajo el de los partos. En el año 208 d.C., Ardaschir, fundador de la dinastía de los sasánidas, echó los cimientos de un nuevo imperio persa. En el año 224, venció y dio muerte a Artábano V, último rey de los partos. Los sasánidas se opusieron con éxito a la expansión de los romanos por Oriente. En el año 637 y 641 d.C., Yezdedjerd III, el último monarca sasánida, fue derrotado por los musulmanes, que se apoderaron de Persia. Ciertos persas, que rehusaron someterse al Islam, huyeron a los montes y a los desiertos. En el siglo VIII d.C., una gran cantidad de ellos se refugiaron en la India. Sus descendientes siguieron practicando el mazdeísmo. Reciben el nombre de «Parsis». La actual Persia recibe el nombre de Irán.

C. Arqueología:

Las excavaciones llevadas a cabo en Persépolis por el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, de 1931 a 1939, exhumaron los esplendores de la antigua capital persa.

Descubrimientos notables:

el palacio de Darío (el Tachara),

la sala de las cien columnas,

la puerta de Jerjes,

el harén de Darío y de Jerjes,

el palacio de Jerjes (el Hadish),

e incluso el tesoro real.

Se ha descubierto en Ecbatana una inscripción de Artajerjes II Mnemón recordando la construcción de un palacio. En Susa se ha sacado a la luz el magnífico palacio real iniciado por Darío I, completado después y embellecido por sus sucesores. La decoración, de gran perfección, estaba hecha con ladrillos esmaltados con relieves de animales fabulosos y de toros. El friso de los arqueros de Susa es particularmente célebre (una parte de él está expuesta en el Museo del Louvre en París).

Persia en la profecía: Véase DANIEL (LIBRO DE).


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