(ár. «'athl»; aram. «'athlã»; el término heb. relacionado, «êshel», designa seguramente el tamarisco: «Tamarix articulata»).

Abraham plantó de ellos en Beerseba (Gn. 21:33). En Gabaa, Saúl estuvo sentado bajo uno de ellos (1 S. 22:6). Los huesos de este rey y los de sus hijos fueron enterrados bajo un tamarisco, en Jabes de Galaad (1 S. 31:13).

Es un árbol de resistente madera, con ramas delgadas y de hojas pequeñas y escasas. Hay nueve especies de tamarisco en Palestina, siendo la más extendida el «Tamaris pallasii», con una altura entre los 3 y 6 m. La más grande, «Tamarix articulata», llega de 4,5 a 9 m. La especie «Tamarix manifera» (3 a 4,5 m.) se encuentra en las regiones anteriormente conocidas como Moab, Edom y en la península del Sinaí. Al ser picado por una cochinilla, exuda una resina comestible. (Véase MANÁ.)


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