Úlcera inflamatoria derivando en pústulas; constituyeron la sexta plaga de Egipto (Éx. 9:8-11; cfr. Dt. 28:27, 35).

La lepra producía ulceraciones (Lv. 13:18-20).

La enfermedad de Ezequías estuvo caracterizada por úlceras (2 R. 20:7; Is. 38:21).

Satanás atacó a Job de una úlcera maligna de la cabeza a los pies (Jb. 2:7).

Los forúnculos ordinarios son habituales en las regiones cálidas de Oriente durante la época de las lluvias; son repulsivas y dolorosas, pero no ponen la vida en peligro.

La úlcera de Ezequías era probablemente un ántrax, una úlcera más grave que puede producir una septicemia. La aplicación de una masa de higos a la llaga fue el instrumento del que se sirvió Dios para obrar una maravillosa curación.


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