Y lo trajeron a Jesús; y echaron sus mantos sobre el pollino, y pusieron a Jesús encima.

Lo que la omnisciencia de Jesús había visto a la distancia, los discípulos lo encontraron verdadero cuando llegaron al lugar indicado. Y cuando estaban soltando el pollino del poste o puerta donde estaba atado, los amos del animal sí preguntaron por qué se tomaban esta libertad. Pero cuando los discípulos respondieron de acuerdo con las instrucciones de Jesús, que el Señor tenía necesidad del animal, no se planteó ninguna otra objeción.

Así que trajeron el pollino a Jesús, y, echando rápidamente sobre él sus mantos, o ropa superior, en lugar de una silla, pusieron a Jesús sobre el animal intacto. Todo el incidente está cargado de lo milagroso. El Señor aquí envió unos pocos rayos de gloria divina a través del velo de Su humanidad. Sabía dónde estaban parados el pollino y la madre animal. Una palabra de Él bastó para que los propietarios estuvieran dispuestos a dejarle tener el potro.

Fue su actitud la que inspiró a los discípulos a actuar como lo hicieron, ayudando así inconscientemente al cumplimiento de un dicho profético. Nota: Así como los discípulos confiaron en la instrucción de Jesús, aunque el guardarla pudiera causarles problemas, así todos los cristianos deben estar dispuestos a confiar en la Palabra de Dios en todo momento y a seguir sus preceptos sin vacilación, incluso si el guardarlos puede traer sobre sus cabezas dificultades y persecuciones. Es mejor estar del lado del Dios omnisciente y todopoderoso que del lado del mundo sin poder.

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