Y predicaba en las sinagogas de Galilea.

A la mañana siguiente, al amanecer, Jesús salió de Capernaum. Siguió el método que empleó en otras ocasiones también: salió a la soledad para estar solo en oración y comunión con su Padre celestial. Sería ventajoso para la mayoría de los cristianos si de vez en cuando se apartaran del ajetreo de los negocios modernos y pasaran algún tiempo siguiendo el ejemplo de Cristo. Estamos demasiado expuestos a perder el equilibrio y el sentido de la proporción de acuerdo con las normas bíblicas si solo existe la prisa incesante del trabajo, alternando con rondas de placer.

El domingo debe ser el día para la comunión tranquila con Dios, no gastado en el desprecio de la Palabra de Dios y en los picnics ruidosos y bulliciosos, sino en la contemplación en oración de nuestra necesidad de Dios. Pero pronto se notó la ausencia de Jesús, y una gran multitud, con Pedro a la cabeza, salió a buscarlo y traerlo de regreso. Pero Él no se dejaría persuadir por ellos. Sabía que no era la Palabra de Vida lo que anhelaban, sino los milagros que esperaban ver.

Y así les explicó el propósito principal de su ministerio. Sobre Él recae la obligación de llevar las nuevas del Evangelio del reino de Dios a otras ciudades también. Esta obra la ha asumido él mismo; en esta obra Él quiere mostrar toda la fidelidad. Y así partió en una gira de predicación por Galilea, proclamando Él mismo el mensaje del Evangelio en Sus sermones en las sinagogas de Galilea.

Resumen. Jesús, en el desierto, es tentado por el diablo, comienza su ministerio galileo, enseña en Nazaret, donde la gente trata de matarlo, y en Cafarnaúm sana a un endemoniado ya otros enfermos.

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