Y toda la multitud procuró tocarle; porque salió virtud de él, y los sanó a todos.

Este pasaje muestra hasta dónde se extendió la influencia del ministerio de Cristo. Cuando Jesús descendió de la cima de la montaña y llegó a una meseta en la ladera de la montaña, tenía ante Sus ojos una gran reunión de personas. No sólo había un gran número de sus propios discípulos, sino también una gran multitud de personas de toda Judea, de la orgullosa Jerusalén, de Tiro y de Sidón, las ciudades junto al mar Mediterráneo.

Todos habían venido a escuchar a Jesús ya ser sanados de varias enfermedades. Pero también había muchos de los que estaban molestos o perturbados por espíritus malignos: todos ellos reunidos alrededor del gran Maestro y Sanador. La popularidad de Jesús había llegado a su punto más alto. Todos estos enfermos buscaban tocarlo; y la piedad y la simpatía del corazón de Su Salvador se extendieron hacia ellos. La fuerza, el poder del Médico todopoderoso, salió de Su persona, y todos fueron sanados.

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