Pero todo esto se hizo para que se cumplieran las escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

El punto de Cristo está bien entendido, especialmente porque dirigió estas palabras principalmente a los gobernantes ya los guardias del Templo. Su manera de aprehenderlo era un insulto para Él y era indigno de ellos, si todavía tenían respeto por sí mismos. En cuanto a un crimen común o cualquier otro criminal, habían salido con espadas y con garrotes, para rodearlo y prenderlo. Su modo de proceder sabe a tinieblas ya mala conciencia.

Día tras día se había sentado abiertamente y sin miedo en el Templo, ya que no tenía nada que esconder, nada de qué avergonzarse. Podía explicar y defender cada palabra de Su enseñanza, y lo habría hecho alegremente si se hubieran acercado a Él en cualquier momento. Pero allí no habían hecho ninguna demostración de fuerza contra Él. Pero todo esto tenía que hacerse precisamente de esta manera, para que las Escrituras del Antiguo Testamento, que hablan detalladamente de su Pasión y muerte, se cumplieran con el mismo detalle.

Es la Palabra eterna del Dios fiel que está establecida en el canon del Antiguo Testamento, cada palabra de la cual es verdadera y no puede caer por tierra. El hecho de que Jesús se sometiera tan voluntariamente al vergonzoso arresto llenó de aprensión y terror a los discípulos. Con su Amo encadenado, estaban indefensos y sin esperanza. Huyeron precipitadamente, dejándolo a Su suerte. Aun así, los cristianos débiles que no siempre perciben la presencia todopoderosa de Dios son propensos a olvidar las firmes promesas de la Biblia y convertirse en traidores y negadores de la verdad de hecho, si no de hecho.

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