Deuteronomio 23:1-25

1 “No entrará en la congregación del SEÑOR quien tenga los testículos magullados o mutilado el miembro viril.

2 “No entrará el bastardo en la congregación del SEÑOR. Ni aun en la décima generación entrará en la congregación del SEÑOR.

3 “No entrará el amonita ni el moabita en la congregación del SEÑOR. Ni aun en la décima generación entrarán jamás en la congregación del SEÑOR,

4 por cuanto no salieron a recibirlos al camino con pan y agua cuando ustedes salieron de Egipto, y porque él contrató contra ti a Balaam hijo de Beor, de Petor, de Siria mesopotámica, para que te maldijera.

5 Pero el SEÑOR tu Dios no quiso escuchar a Balaam. El SEÑOR tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque el SEÑOR tu Dios te amaba.

6 No procurarás jamás la paz ni el bienestar de ellos, en todos tus días.

7 “No abominarás al edomita, porque es tu hermano. No abominarás al egipcio, porque fuiste extranjero en su tierra.

8 Los hijos que les nazcan en la tercera generación entrarán en la congregación del SEÑOR.

9 “Cuando salgas en campaña contra tus enemigos, cuídate de toda cosa mala.

10 Si hay en ti algún hombre que no está puro debido a una emisión nocturna, saldrá del campamento y no entrará en él.

11 Y sucederá que antes del anochecer se lavará con agua, y una vez que el sol se haya puesto podrá entrar en el campamento.

12 “Tendrás un lugar fuera del campamento, y allá saldrás.

13 Tendrás también en tu cinto una estaca; y cuando vayas allí fuera, cavarás con ella y te darás vuelta para cubrir tu excremento.

14 Ciertamente el SEÑOR tu Dios se pasea en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti. Por eso tu campamento deberá ser santo, de modo que él no vea en medio de ti alguna cosa indecente y se aparte de ti.

15 “No entregarás a su amo el esclavo que acude a ti escapándose de su amo.

16 Que viva contigo, en medio de ti, en el lugar que él escoja en una de tus ciudades, donde le vaya bien. No lo oprimas.

17 “No habrá prostituta sagrada entre las hijas de Israel ni prostituto sagrado entre los hijos de Israel.

18 No traerás a la casa del SEÑOR tu Dios, por ningún voto, el salario de una prostituta ni el salario de un prostituto, porque ambos son una abominación al SEÑOR tu Dios.

19 “No cobrarás a tu hermano interés por el dinero, ni interés por la comida, ni interés por ninguna cosa de la que se suele cobrar interés.

20 Al extraño podrás cobrar interés, pero a tu hermano no le cobrarás, para que el SEÑOR tu Dios te bendiga en todo lo que emprenda tu mano en la tierra a la cual entras para tomarla en posesión.

21 “Cuando hagas un voto al SEÑOR tu Dios, no tardes en cumplirlo; porque ciertamente el SEÑOR tu Dios te lo demandará, y sería en ti pecado.

22 Pero si te abstienes de hacer un voto, no sería en ti pecado.

23 Cumplirás lo que tus labios pronuncien; harás de acuerdo con el voto que hayas hecho al SEÑOR tu Dios, la ofrenda voluntaria que hayas prometido con tu boca.

24 “Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer las uvas que quieras, hasta saciarte; pero no las pondrás en tu cesta.

25 “Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás cortar espigas con tu mano, pero no aplicarás la hoz a la mies de tu prójimo.

QUIEN PUEDE Y QUIEN NO PUEDE ENTRAR A LA CONGREGACION.

1. No entrará en la congregación de Jehová el que fuere quebrado, etc.—“Entrar en la congregación de Jehová” quiere decir o admisión a honores y oficias publicos en la iglesia y estado de Israel, o, en el caso de extranjeros, incorporación con aquella nación por casamiento. La regla era, que los extranjeros, por temor de que la amistad o casamiento con ellos condujese al pueblo a la idolatría, no fuesen admitidos mientras no se convirtiesen a la fe judaica. Pero este pasaje describe ciertas limitaciones a la regla general. Los elementos siguientes estaban excluídos de los plenos derechos y privilegios de ciudadanía: 1. Eunucos; era una práctica muy antigua de que los padres en el Oriente mutilaran de varias maneras a sus hijos, con miras de prepararlos para servicio en casa de los grandes. 2. Bastardos; semejante exclusión en estos dos casos tenía por motivo el reprimir prácticas que eran vergonzosas, pero demasiado comunes debido al trato con extranjeros. 3. Los ammonitas y moabitas estaban excluídos, porque sin provocación ellos se unieron para alquilar a un adivino a que maldijera a los israelitas; y además, se esforzaron, envolviéndolos en la culpa y las abominaciones disolutas de la idolatría, por descaminarlos de su alianza con Dios.

3. ni aun en la décima generación—Muchos escritores eminentes creen que esta ley de exclusión era aplicable sólo a los varones; de todos modos se usa un número definido por uno indefinido (Nehemías 13:1; Rut 4:10; 2 Reyes 10:2). Como muchos de los israelitas estaban establecidos al este del Jordán en la vecindad inmediata de aquellos pueblos, Dios levantó esta pared de separación entre ellos para evitar las consecuencias de malas compañías. 4. Más favor había de mostrarse con los idumeos y egipcios: a aquéllos por su cercano parentesco con Israel, y a éstos, por su pronta hospitalidad a la familia de Jacob, como también por los muchos actos de bondad prestados por egipcios particulares en el Exodo (Éxodo 12:36). Los nietos de idumeos y egipcios eran declarados admisibles a los plenos derechos de ciudadanía como israelitas naturales; y por esta notable medida Dios enseñó a su pueblo una lección práctica de generosidad y gratitud por obras especiales de bondad, para olvidar toda la persecución y malas relaciones sostenidas de parte de aquellas dos naciones.

9-14. Cuando salieres a campaña contra tus enemigos, guárdate de toda cosa mala—De los excesos inherentes a la vida del campo, como también de hábitos de negligencia personal e impureza.

15, 16. No entregarás a su señor el siervo que se huyere a ti de su amo—Evidentemente siervo de los cananeos o alguno de los pueblos vecinos, que era impelido por la opresión tiránica, o inducido, con miras de abrazar la verdadera religión, a buscar refugio en Israel.

19, 20. No tomarás de tu hermano logro de dinero … Del extraño tomarás logro—Los israelitas vivían en un estado de sociedad sencillo, y por lo tanto eran alentados a prestarse uno a otro de una manera amigable, sin esperanza de ganancia. Pero el caso era distinto con los extranjeros, quienes, ocupados en el tráfico y comercio, pedían préstamos para aumentar su capital, y de los cuales se podría esperar razonablemente, pagarían intereses sobre los préstamos. Además, la distinción tendería admirablemente a mantèner a los israelitas separados de los demás del mundo.

21, 22. Cuando prometieres voto a Jehová—(Véase Números 30:3).

24, 25. Cuando entrares en la viña de tu prójimo, comerás uvas hasta saciar tu deseo—Las viñas como los trigales a menudo estaban sin cerco. En países productores de uvas, la fruta es asombrosamente barata; y no necesitamos maravillarnos, pues, de que todo lo que estuviera dentro del alcance del brazo del pasajero, fuese libre; la cantidad recogida era una pérdida que nunca resentía el propietario, y esto era un privilegio extendido al pobre y al viajante.

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