Salmo 129:1-8

1 Canto de ascenso gradual. “Mucho me han angustiado desde mi juventud”; dígalo, por favor, Israel,

2 “mucho me han angustiado desde mi juventud pero no han prevalecido contra mí.

3 Los aradores araron sobre mis espaldas; hicieron largos sus surcos.

4 Pero el SEÑOR es justo; cortó las cuerdas de los impíos”.

5 Sean avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a Sion.

6 Sean como la hierba sobre los techos, que se seca antes que crezca.

7 De ella no llena su mano el segador, ni su regazo el que hace gavillas.

8 Tampoco dicen los que pasan: “La bendición del SEÑOR sea sobre ustedes; los bendecimos en el nombre del SEÑOR”.

Salmo 129

El pueblo de Dios, tantas veces librado de los enemigos, está confiado en su favor que se verificará en la derrota de aquéllos, en el futuro.

puede decir ahora Israel—o bien, diga ahora, etc.; diga pues; oh, dejad que diga (124:1). La juventud de Israel fué la estada en Egipto (Jeremias 2:2; Oseas 2:15). no prevalecieron—no pudieron realizar su propósito en mi contra (Oseas 13:4).

3, 4. La aradura es una figura del azote o castigo, toda suerte del cual es adecuadamente representada por la inflicción del severo castigo físico. las coyundas—con las que los bueyes estaban uncidos al arado; el cortó denota que Dios hizo cesar la persecución.

5, 6. La mal arraigada hierba de los tejados, que se marchita antes de crecer y ninguna bendición brinda a los segadores (Rut 2:4), simboliza la absoluta inutilidad de los impíos y su consecuente rechazo.

Continúa después de la publicidad