Morir. Podemos admirar aquí el respeto que los antiguos tenían por el juramento, sin buscar modificación alguna; y la ceguera de Saulo, que condena a su hijo con tanta prisa como había pronunciado la maldición, pensando así honrar a Dios. Seguramente el asunto requirió alguna deliberación, y debería haber consultado al Señor al respecto. La acción de Jonatán no fue criminal, y el antiguo silencio de Dios no probaba que mereciera la muerte.

(Calmet) --- Si lo hubiera hecho, la gente nunca hubiera podido rescatarlo, no más que el infeliz Acán, Josué vii. (Haydock) --- Si Saúl hubiera sido más iluminado y más humilde, habría concluido que Dios estaba disgustado con él y no con Jonatán. (Calmet) --- Sin embargo Cayetano y Serarius encuentran fallas en este último. (Menochius)

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