Inocente. Saúl seguía siendo su rey, por malvado que fuera, y este título hacía inviolable su persona. Las naciones orientales rara vez son culpables de rebelión o de asesinar a sus reyes; algo de lo que encontramos tantos ejemplos en las historias romana, inglesa y francesa. (Calmet) --- Un hombre privado no podría poner manos violentas sobre el rey sin un crimen; y por tanto David reprime a Abisai y encomienda su causa a Dios, cap. xxiv. 13. (Menochius) --- No permitirá que nadie destruya la vida del rey, aunque ya estaba ungido para sucederlo. (Worthington)

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