Por el poder de los caballos. El poder de los caballos imaginarios o del cañón real, que yace en sus bocas y en sus colas, significa que el poder malicioso del cañón se dirige al objeto por sus bocas, pero nace en la cola o recámara del cañón, donde la carga está alojada: de donde se compara aquí la recámara del cañón con la cabeza de la serpiente, que contiene su veneno. (Pastorini, hic. [Aquí])

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