Servicio. Entonces, ¿cómo pudieron las naciones ceder ante semejante estupidez, sino porque se habían olvidado del designio de Dios al crear los cuerpos celestes, que Moisés, por tanto, se encarga de inculcar? (Génesis 1. 14.) Hebreo y Septuaginta, "que Dios ha dividido a todos", etc. de donde algunos han supuesto falsamente, que Dios había tolerado la adoración de las estrellas en otras naciones. Ver el cap. xxix. 26. (Drusius) (Calmet)

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