Todo el corazón ... alma ... y fuerza. Dios no admite pareja, ni permitirá que ningún riachuelo sea extraído de la fuente del amor, que en última instancia no se refiere a él mismo. Nuestro prójimo debemos amar sólo por su causa, y por la observancia de este doble precepto, cumpliremos toda la ley y los profetas, Mateo xxii. 40. (Haydock) Véase San Agustín, de Doct. I. 22. --- Debemos amar a Dios desinteresadamente por sí mismo: debemos sacrificar nuestra alma y nuestra vida por su honor, con todas nuestras fuerzas, comenzando con fervor toda buena obra y perseverando en nuestras empresas.

Todas nuestras facultades y sentidos deben estar consagrados al servicio divino, así como todos nuestros bienes; en cuyo sentido los caldeos, etc., entienden la palabra fuerza. Hebreo literalmente, ex toto valde tuo. Con esta expresión singular parece insinuar Moisés que no puede encontrar palabras para especificar cuánto debemos amar al Bien Soberano. (Calmet) --- "La medida de amar a Dios, es amar sin medida.

"(San Bernardo) (Haydock) --- Por muchas palabras, lo mismo se inculca con más fuerza. (Tirinus) (Menochius) --- En el evangelio encontramos, con toda tu mente, (Lucas x. 27, ) añadido por el abogado. (Haydock) --- Debemos darle preferencia a Dios antes que a todos, y así tener nuestro corazón perfecto ante él, como David, etc. (Tirinus)

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