Una señal. Moisés había representado modestamente su propia incapacidad para realizar una obra tan grande, y esa es la que Dios generalmente elige. Por tanto, los anima con una señal, de cuyo esplendor fue entonces testigo; y con otro, que debería aparecer en el futuro, para convencerlo a él ya todo el mundo, de que la empresa era de Dios, cuando lo vieran ofrecer sacrificio en ese lugar, fuera del alcance de Faraón, cap.

xxiv. 3. Por lo tanto, se asigna un evento futuro a Acaz y Ezequías, como una señal de algo que iba a suceder primero. (Isaías vii; 4 Reyes xix. 29.) Quizás la señal aquí señalada es la presencia de Dios que permite a Moisés obrar milagros. (Menochius)

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