Sangre. Este tercer signo tenía la misma tendencia que el anterior. Mostraba la cruel persecución infligida a los hebreos, particularmente al ahogar a sus infantes varones; una crueldad que Dios pronto vengaría, convirtiendo las aguas de Egipto en sangre y matando al primogénito y al ejército de los egipcios. (Tirino)

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