Farao endureció su propio corazón. En esto vemos que el mismo Faraón fue la causa eficiente de que su corazón se endureciera, y no Dios. Ver lo mismo repetido en ver. 32, Faraón endureció su corazón también en este tiempo; asimismo el cap. ix. 7, 35 y cap. xiii. 15. (Challoner) --- Esta es la doctrina constante de los santos padres, San Agustín, ser. 88, de Temp. q. 18, 28, 36; San Basilio, orat., "Ese dios no es el autor del mal"; S t.

Crisóstomo, hom. 67, en Juan; &C. De ahí Orígenes, periar. 3, dice: "La Escritura muestra claramente que Faraón fue endurecido por su propia voluntad; porque Dios le dijo : No lo harás, si no despides a Israel". Incluso los sacerdotes de los filisteos estaban tan convencidos de esto, que dijeron: (1 Reyes 6: 6) ¿Por qué endurecen su corazón? Por lo tanto, Dios los endureció solo al no obstaculizar absolutamente su maldad y al castigarlos con menos severidad, ya que no merecían ser corregidos como hijos queridos, Hebreos xii.

--- La perdición es de ti mismo, Osee xii. 9. Así Dios arrojó a Faraón al mar, permitiéndole, no forzándolo, entrar, Éxodo xv. 4. Cuán chocante debe entonces aparecer la doctrina blasfema de Zuinglio, (Ser. De Provid. 5,) Calvino, (Instit. Viii. 17,), etc., que atribuyen a Dios cada acto inicuo, aunque pretenden lo mismo tiempo que no es injusto, incluso cuando ordena e impulsa a un hombre a cometer asesinato o adulterio. Idem facinus puta adulterium.

... quantum Dei est auctoris, motoris, impulsoris opus est, crimen non est; quantum hominis est, crimen ac scelus est. (Zuinglius, sup.) La luz de la razón puede bastar para refutar tal absurdo. (Worthington)

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