Los Patriarcas, que vivieron hasta una edad avanzada, no habitaban en viviendas fijas, sino en tiendas móviles, como peregrinos; mientras que sus descendientes, cuyo período de existencia está muy restringido, pasan su tiempo construyendo y planificando como si nunca fueran a morir. Esta tierra es un lugar de nuestro exilio, el cielo es nuestro verdadero país: entonces vivamos aquí como forasteros y peregrinos, mirando hacia adelante con ansiosos deseos por nuestro verdadero país, la tierra de los vivos, en el seno de nuestro Dios.

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