Hebal. La Crónica Samaritana dice en el Monte Garizim. Sin duda, Josué cumplió con los mandatos de Moisés: pero hemos visto que hay razones para dudar de qué montaña puso, Deuteronomio xxvii. 4. (Haydock) --- Parece más probable que el altar estuviera sobre Garizim, donde se proclamaban las bendiciones, si los textos de Moisés y de Josué no afirmaran formalmente lo contrario. (Calmet) --- Pero si se han interpolado, no se puede deducir nada seguro de esos pasajes.

Josefo ([¿Antigüedades?] Iv. 8,) dice que el altar estaba entre las dos montañas, no lejos de Sichem, que fue construido al pie de Garizim; y no es probable que este historiador, el enemigo mortal de los samaritanos, hubiera dudado en afirmar que el altar estaba sobre Hebal, si los textos hubieran sido tan positivos, en su tiempo. Es innegable que las tribus de Leví y de Efraín estaban sobre Garizim; y en consecuencia Josué y los sacerdotes debieron estar allí; ¿Y quién oficiaría entonces en el altar de Hebal? Véase Kennicott, que refuta hábilmente las insinuaciones del infiel Collins contra el carácter de los samaritanos.

Cuando se erigió este altar, los eruditos no están de acuerdo. (Haydock) --- Algunos dicen, inmediatamente después del paso del Jordán, y que las 12 piedras tomadas del lecho del río, fueron utilizadas para ese propósito. Josefo dice que pasaron cinco años, y R. Ismael supone que el altar no se construyó durante los 14 años posteriores al paso del Jordán. Pero lo más probable es que Josué cumpliera el mandato de Dios tan pronto como consiguió una especie de paz (Haydock) por la conquista de estas dos ciudades, y así pudo penetrar en el corazón del país, donde Garizim estaba situado, no en la llanura de Jericó, como Eusebio imaginó, sino cerca de Siquem, (Calmet) a unas 30 o 40 millas al noroeste de Jericó. (Haydock)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad