Humilde a Jabin, aunque no estuvo presente en esta batalla. Los israelitas siguieron la victoria, y pronto llevaron a su difunto opresor a la ruina, para que todos pudieran confesar, nadie pudiera resistir su poder, cuando Dios era propicio para ellos; como, en cambio, el estado más débil pudo reducirlos a la servidumbre, cuando se mostraban rebeldes. (Haydock)

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